La estabilización de suelos cohesivos ha llevado al hombre a probar con diversos aglomerantes.
Gracias a los avances en la producción de conglomerantes y el desarrollo técnicas y equipos de construcción se ha realizado experimentos óptimos en mezclas de suelo-cemento.
Estos avances permiten el aprovechamiento de los suelos existentes al ser modificados con la mezcla homogénea de cemento Portland y agua para luego compactar.
Por lo tanto, las cualidades de este material suponen una mejora en la relación coste, resistencia y durabilidad.
El suelo-cemento es una mezcla hecha en seco de tierra o suelo con granulometría, cemento Portland y ciertos aditivos (como retardantes o acelerantes de fraguado, según se necesite).
A esta mezcla se le agrega agua para conseguir una mezcla homogénea y luego se compacta y se cura.
El resultado es un material resistente con propiedades mecánicas específicas.
Nosotros recomendamos: hormigón impreso y hormigón pulido para suelos.
Hoy en día existe un mayor uso del suelo-cemento en la construcción de pavimentos, ya que existe una demanda en transporte y a su vez se requiere de una mayor calidad y durabilidad de los materiales en los pavimentos y subrasantes.
Es por ello por lo que debemos contar con pavimentos con una mayor capacidad de soporte y resistencia a los agentes atmosféricos, pues es notable su durabilidad bajo climas extremos. De esta manera, al utilizar suelo-cemento en pavimentos se consigue un material, además de económico, más amigable con el medio ambiente.
Otra ventaja con el suelo-cemento es que existe una posibilidad de reducir el espesor de las capas que conforman un pavimento, obviamente, sin reducir su capacidad estructural.
Gracias a su elevado módulo de elasticidad podemos obtener un ahorro significativo en materiales, lo que aumenta el rendimiento en su construcción.
Esta técnica permite pavimentar caminos rurales, vías urbanas, interurbanas e incluso pavimentos industriales.
Antes de iniciar con la obtención de la mezcla se debe tamizar la tierra (suelo). Lo haremos con un tamiz o malla de 0.5 cm aproximadamente.
Para la mezcla necesitaremos también arena y cemento en relación 2:1 (2 de arena, 1 de cemento).
Una composición ideal del suelo sería: 70-80% de arena, 20-30% de limo (cieno) y 5-10% de arcilla.
La dosificación se calcula en base al porcentaje en peso del material seco. Sin embargo, la humedad de la tierra puede ser de 18% al ser compactada.
En caso de que el suelo sea muy arenoso requerirá de una dosificación mayor de cemento. Asimismo, a los materiales arcillosos le agregaremos más arena.
Si se debe estabilizar un suelo limoso con un 50% de arena, agregaremos un 10% de cemento.
NOTA: la humedad deberá ser parecida a la que tenía el suelo al momento de la excavación.
Por lo general, el suelo cemento se utiliza como capa de apoyo resistente para otros materiales con base de cemento. Es decir, básicamente se emplea para estabilizar suelos y bases en autopistas, carreteras o caminos.
También se usa sobre suelos de granulometría fina o con un alto grado de humedad, los cuales son difíciles de compactar.
Asimismo, debido a su limitada resistencia mecánica se utiliza en pavimentos de tráfico ligero a medio.
En caso de suelos estabilizados con cemento, aquellos en los que se requiera que soporte un tráfico pesado, la subrasante deberá tener una mayor capacidad de carga sobre el suelo.
Además, la mezcla agua, cemento y suelo debe tener un mínimo de conglomerante (un 2%), de esta manera conseguiremos un material con cierta resistencia y rigidez mecánica.
Cabe resaltar que prácticamente cualquier suelo puede ser estabilizado con cemento, menos los suelos plásticos u orgánicos. Es decir, aquellos con un alto contenido de sal, pues esto afectaría negativamente el desempeño del cemento.
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